sábado, 9 de abril de 2011

Cesantía Ilustrada: Un cartón cada vez más delgado

Viernes 8 de Abril 2011 20:26 hrs.

Juan San Cristóbal
cesantia
El creciente volumen de titulados en Chile crea un problema que el Estado no ha sabido enfrentar: Miles de jóvenes deben buscar su primer trabajo con el título en la mano, pero la falta de experiencia obliga a que la mayoría termine trabajando en otra cosa o, peor aún, inmerso en la frustración y el desempleo.
Andrés Rojas es sociólogo, acaba de titularse y, como siete de cada diez jóvenes chilenos, es parte de la primera generación universitaria de su familia. Un bagaje en trabajos menores le permite conocer el mercado laboral, no obstante, su carrera hoy tiene un campo limitado que le impide encontrar un puesto estable que permita establecerse, primero, y luego afrontar una deuda que acecha: pagar el crédito universitario.
Con la irrupción de la educación particular, se instauró en Chile el lema que la educación es la llave para salir de la pobreza. La letra chica de ello es que hoy la calidad de la educación es proporcional al valor de la mensualidad, pero más allá, existe el fenómeno de la Cesantía Ilustrada: Miles de titulados universitarios que hoy no pueden encontrar trabajo en su área, cesantes de corbata y cartón.
“En lo personal es incómodo estar sin trabajo, obviamente, pero lo peor es ver cómo el sistema pareciera inmune a esta situación. Debemos ser miles los jóvenes que buscamos una oportunidad y no la tenemos, algunos por falta de experiencia, otros porque el mercado no cuenta con vacantes, entonces nos resignamos a trabajar en otra cosa y buscamos a que alguien pierda su trabajo para ser su reemplazante” explica el joven profesional.
Cesantía en cifras
La 6º Encuesta Nacional de la Juventud indica que un 56,7 por ciento de los jóvenes que trabajan no se desempeñan en algo relacionado con su estudio. Por otro lado, el índice de quienes buscan trabajo alcanza un 24,7 por ciento, más del triple del índice de desempleo nacional de 7,3 por ciento. El desglose del Instituto Nacional de Estadísticas señala además que el desempleo profesional alcanza un 6,1 por ciento, del cual se infiere que la mayoría son jóvenes, grupo etario que multiplica la cesantía, obligado a trabajar “en lo que sea”.
Para quienes se aprontan a ingresar al mercado, el dilema de mejorar sus aptitudes se debate entre la sobrecalificación y la falta de currículum. Las vacantes exigen una experiencia que las empresas le niegan a los novatos.
Para Jesús Redondo, director del Observatorio de Políticas Educacionales de la Universidad de Chile (Opech) el tema subyace de tres puntos fundamentales: “Cada vez hay más personas que quieren acceder a la universidad, sin que aumente el volumen de vacantes que ofrece el mercado. Por otro lado, no hay apoyo desde las políticas públicas de fomentar una dirección profesional y evitar que esto quede regulado por el libre albedrío del mercado, el que no compite por calidad sino por lucro. Por último, se ha vendido una imagen que el título permite mejor trabajo y mejor salario, aun cuando el aumento de titulados modifica la oferta y se disminuyen las tarifas”.
Profesional o técnico
La mencionada encuesta del Injuv señala que un 70 por ciento de los jóvenes encuestados comenzó a trabajar antes de los 18 años, lo que se instaura como un patrón del momento en que, título en mano, es más fácil aceptar cualquier oportunidad antes que insistir sobre un empleo relacionado.
Para el director del Injuv, Ignacio Naudon, la cesantía ilustrada es un aspecto que debe ser reformado en la propia universidad y complementado por “una profunda revisión de ciertas normas para hacer más compatible estudiar y trabajar. Si hacemos compatible la educación con el trabajo, que más jóvenes trabajen en lo que estudian, logramos una experiencia laboral que mejora la empleabilidad, así también generar ingresos autónomos que alivianen la carga que significa pagar una carrera universitaria”.
Esta mirada coincide con lo que indica el director del Opech, quien señala que “aquellos que no son absorbidos por el mercado tienen una dificultad de devolver al sistema financiero lo que les entregó para estudiar algo que no es capaz de atraer, un problema de gestión que nace del mismo mercado”.
Para Roberto Fantuzzi, presidente de Asexma, gremio exportador de manufacturas, la cesantía ilustrada es consecuencia del desmedro de los trabajos técnicos y subraya que “en los países desarrollados, cada diez técnicos hay un profesional, en Chile la cifra es inversa. Tenemos el imaginario mal valorado de los técnicos y el que se ensucia trabajando parece que no fuera digno, aun cuando puede incluso ganar más plata. Entonces hay que cambiar ese trauma laboral que existe hoy”.
Regular el mercado universitario
Al ser la universidad el arma de doble filo en la cesantía ilustrada, es en este período donde se deben flexibilizar las posibilidades de empleos relacionados. El director del Injuv argumenta que “el desafío no solo es del Estado, sino de las universidades y su sistema. Es muy riguroso el ámbito académico y el pago semestral, ya que permitiendo pagar por ramos y hacer esto más práctico que teórico, que prevalezca aprender herramientas más que especialidades, es que los jóvenes saldrán directamente relacionados con su carrera”.
Jesús Redondo, académico de la Opech, apunta sobre distintas características que deben ser promovidas, a su juicio “la primera responsabilidad es entregar información. Eso ayuda a tomar decisiones sobre la ambigüedad en la que están inmersos los jóvenes al escoger una carrera. Es necesario regular la calidad de lo que se está ofreciendo y el Estado asumir una pro actividad en potenciar a través de la educación pública sobre áreas que merecen explotación, tal como ocurre con la docencia estos días”.
Para Roberto Fantuzzi, el tema va más allá y apela a la idiosincrasia e indica que la sobreexplotación universitaria “es una inversión que Chile ha hecho en capital humano que se está desperdiciando. El único camino es aumentar los niveles de productividad, y eso vale la pena recalcarlo, porque una persona que pasa por la universidad tiene mayores criterios y un joven tiene mayores motivaciones, pero eso va en contra de nuestra cultura”, concluye.

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