martes, 5 de julio de 2011

Documental "Genocidio social"

http://www.documentales-online.com/genocidio-social/

DIVULGACION CIENTIFICA Y FILOSOFICA

http://elvuelodeantares.com/

17/10/10

Ponencia Espiritualidad y Política, por Cristóbal Cervantes

Este fin de semana se han celebrado en Murcia las Jornadas "Evolución de la Conciencia y Política", organizadas por la Asociación Integral Española, jornadas de las que ya hemos hablado en el blog y también publicamos una entrevista en Facebook con este motivo. Compartimos a continuación el texto que me ha servido de base para la ponencia que he presentado titulada "Espiritualidad y Política". No podemos reflejar aquí el coloquio posterior, pero las ponencias han sido grabadas en su totalidad y se van a colgar pronto en la web de la Asociación Integral todos los vídeos.

ESPIRITUALIDAD Y POLÍTICA

Para comenzar parece oportuno definir qué queremos decir cuando hablamos de “espiritualidad” y de “política”.

Podemos definir la espiritualidad de muchas formas, aquí la vamos a definir como una nueva visión de la vida y una experiencia de unidad y pertenencia, la experiencia de sentir que formas parte de algo más grande y más profundo que tú mismo, que te conecta a todo y a todos, y que te hace ver a todos los seres humanos como hermanos y al planeta como la casa común que tenemos que cuidar.

La política es la gestión de la polis, la gestión de la vida en común, porque los seres humanos somos seres sociales, que vivimos en comunidad, y por tanto hay que ordenar esa vida en común en beneficio de toda la comunidad.



Para mucha gente puede resultar preocupante hablar de espiritualidad y política, mirando la historia es comprensible, de hecho, el liberalismo y la ilustración europea fueron en gran medida una reacción en contra de la religión convencional, por tanto es conveniente puntualizar que hablamos siempre desde la perspectiva liberal de la política, que supone separación iglesia y estado, de tal forma que ningún gobierno puede imponer una determinada visión religiosa a sus ciudadanos. La democracia, el estado de derecho, la separación de poderes, los derechos civiles, los derechos humanos, etc, forman parte de la tradición política liberal.

La espiritualidad que aquí defendemos tiene que ser una espiritualidad compatible con la sociedad liberal, no caben propuestas pre-liberales pues es retroceder en lugar de avanzar. Y a nuestro entender la espiritualidad compatible tiene que ser una espiritualidad sin dogmas, sin creencias, sin coerciones de ningún tipo. La religión y la espiritualidad suelen aparecer asociadas, y tienen relación sin duda, pero la religión es un conjunto de creencias, de dogmas y de normas que suelen formar una institución. No criticamos eso, pero en esta sociedad de la innovación y el cambio continuo la gente no acepta bien los dogmas, ni unas creencias establecidas en el pasado, la espiritualidad tiende a ser también innovadora, a evolucionar, a cambiar, no puede ser una espiritualidad estática y del pasado.

Sin embargo, precisamente porque no es ni religiosa ni creyente, esta nueva espiritualidad podrá heredar toda la riqueza espiritual de todas las tradiciones religiosas de la humanidad. Esa herencia universal no tiene por qué conducir a una espiritualidad sincretista o a la carta.

Hemos heredado toda la música de la historia, toda la poesía, toda la pintura, escultura y arquitectura; somos capaces de apreciar y gozar la belleza de todos los tiempos y todas las culturas, y aprendemos de todas ellas. Y eso no nos lleva a crear un arte que consista en tomar un rasgo de aquí y otro de allá, sino que, aprendiendo de todos, construimos nuestro propio arte. Algo así está ya ocurriendo con la espiritualidad.

Esta visión espiritual de todo los seres humanos como hermanos habitando una casa común tiene unas implicaciones evidentes en la política. La política y la gestión de la convivencia estaría motivada entonces por la cooperación en lugar de por la competición, por la solidaridad frente al individualismo, por valores como el amor, la alegría, libertad, la paz, la ecología, frente a los valores actuales sólo materiales: el consumismo, y si llega el sueldo a fin de mes “todo va bien”. La espiritualidad así entendida podemos decir que lleva un mensaje político en su interior.

Desde este punto de vista el diálogo entre espiritualidad y política es posible, es más podemos llegar a una política que tenga en cuenta la espiritualidad, y una espiritualidad que tenga en cuenta la política.

POLÍTICA INTEGRAL

“Integral” se refiere al intento de ser tan inclusivo, no-marginalizador, holístico, acogedor y comprehensivo como sea posible. La principal pregunta para los enfoques integrales no es quién tiene la razón y quién no, quién está en lo cierto y quién no, sino cómo puede conseguir todo el mundo una parte importante del rompecabezas global.

Si nos preguntamos no quién tiene razón y quién está confundido en política, sino cómo todos pueden conseguir una parte importante del rompecabezas político, entonces un tipo de discurso político diferente tiende a emerger, un discurso que puede ser llamado “integral”. Esto no quiere decir que no podamos hacer juicios sobre "lo justo” y lo “erróneo”, lo que está bien y mal en el círculo de la política, sino que la plataforma desde la que lanzamos esos juicios debería ser en primer lugar la más radicalmente omniabarcante y acogedora de la totalidad que podamos concebir, o de otra forma nuestros juicios reflejarán sólo fragmentos, partes y piezas rotas en un desfile de parcialidades y prejuicios disfrazados como equidad y justicia. Entonces, ¿qué aspecto podría tener una política más integral? Una política que hace sitio para, y en realidad acoge, todos los potenciales humanos, incluida una espiritualidad sin coacciones ni dogmas.

Un teoría política integral trataría de hacer varias cosas. Primero, identificaría todas las formas mayores de teoría política que han sido propuestas, en Oriente y en Occidente, en el norte y en el sur. Trabajando desde tal revisión panorámica, y bajo la suposición de que todas estas teorías tienen algo importante que decir, construiría un marco verosímil y de aceptación general que mostraría, no cuáles de esas teorías son correctas, sino cómo han surgido tantas teorías en primer lugar. Una teoría política integral, por ejemplo, no comenzaría preguntando: “¿Cuál es la buena y verdadera: la posición conservadora o la liberal, la política de izquierdas o de derechas, la de las naciones-estado o la de los pueblos indígenas, la visión individual o la colectiva?”, sino que más bien preguntaría: “¿Por qué tantos hombres y mujeres buenos han abrazado alguna de esas posiciones con sinceridad y convicción? ¿Qué verdades intentan decirnos cada una de estas posturas?

A partir del ensamblamiento de todas esas posibles verdades políticas, un enfoque integral intentaría crear un amplio marco que reconociera, honrara e incorporara tantas de esas verdades como sea posible (aunque no sea por otra razón que la de que un enorme número de hombres y mujeres buenos ya las han adoptado con integridad). Dicho marco tiende a descubrir varias dimensiones importantes del pensamiento y la acción política, tales como: (1) ¿Es la causa del sufrimiento humano primariamente interna o externa?; (2) ¿Debería ponerse más énfasis en los derechos del individuo o en los derechos colectivos?; (3) ¿Cómo pueden los modelos psicológicos integrales - que incluyen ondas, flujos, estados y tipos - ser incluidos en la teoría política de forma que se honre todo el espectro de los potenciales humanos contenidos en cualquier sistema de gobierno?

Una teoría política integral no reclama, en este momento, tener todas, o incluso la mayoría, de las respuestas, sino simplemente representa un foro en el cual todas las preguntas que han sido propuestas hasta la fecha son colocadas sobre la mesa con una intención integradora y acogedora. Como muy poco, podemos tener un índice de todos los mapas políticos considerados por los seres humanos, y desde ese índice holístico comenzar a buscar caminos para superar sistemas de gobierno integrales que - al contrario de lo que hicieron las formas de gobierno de tiempos pasados – no seleccionen y favorezcan un conjunto de potenciales humanos sobre otros.

Para aquellos familiarizados con el enfoque integral, los “cuadrantes” representan, en términos políticos, las dimensiones de la causalidad interna (por lo general adoptados por la derecha) y la causalidad externa (por lo general adoptados por la izquierda); la individualidad (normalmente abrazada por el “ala libre” de los “derechos”) y colectividad (normalmente abrazado por el “ala del orden” de los “deberes”. Todos estos cuadrantes - individuales y sociales - tienen ondas, cauces, estados y tipos, cuya existencia nos permite, entre otras cosas, ver cómo las distintas teorías políticas se han originado en diferentes estados y estadios de la conciencia humana; cómo todas ellas tendrían que ser incluidas en cualquier explicación comprehensiva; y cómo, por ejemplo, la “posición original” adoptada por una plataforma o estadio de valores en particular generaría diferentes conjuntos de derechos. Este mapa que lo abarca e incluye todo se denomina AQAL: “All quadrants-All Levels”], significando “Todos los Cuadrantes, Todos los Niveles, además de todas las líneas, todos los estadios y todos los tipos”. Utilizando este sistema holístico de clasificación, cada teoría política mayor encuentra una localización en la cual está ofreciendo un buen consejo, dentro del que las más conocidas perspectivas políticas pueden mostrar que están resaltando una o más de las dimensiones principales de la matriz AQAL..



Fuente: Nacho Gallego


LA CRISIS ECONÓMICA ACTUAL

Para nadie es un secreto ya que el sistema capitalista está en crisis sistémica, una crisis similar al crash del año 29, que conviene recordar trajo una década perdida económicamente, la de los años 30 en la que aumentó el paro, la pobreza y la miseria, la ira del pueblo y la necesidad de echarle la culpa a alguien derivó en un ataque a los políticos en general, que dio paso a la política populista, que en Europa degeneró en los fascismos y nazismos, hasta explotar todo en la II Guerra Mundial. Sólo después de todas estas tragedias los líderes mundiales se sentaron alrededor de una mesa y diseñaron el modelo económico y social que ha funcionado para lo que ellos querían, que era mantener el crecimiento económico, así surgió la clase media, el estado del bienestar, el consumismo, el consumo a crédito, hasta que hemos llegado a un límite. En estos momentos hay una grave crisis de deuda con una consecuencia terrible que es el aumento del desempleo y la exclusión social. Estamos en una crisis de deuda porque las familias, las empresas, los bancos, los gobiernos y los países han llegado al límite de su capacidad de endeudamiento, incluso se ha sobrepasado. A pesar de que esto parece claro, desde que comenzó la crisis hace dos o tres años se ha intentado solucionar a base de emitir más deuda para seguir manteniendo el mismo ritmo de gasto, agravando aún más el problema hasta llegar a un punto en el que realmente el sistema económico mundial se encuentra al borde del abismo. Las soluciones que se han adoptado han sido tomadas desde el marco conceptual del modelo que se acaba, por lo que no han funcionado, y el totem del capitalismo, el crecimiento económico contínuo se ha acabado, a partir de ahora vienen años de escasez, de austeridad,, de decrecimiento económico, no hay salida en el aumento del consumo ni de las exportaciones, las inversiones privadas no llegan, simplemente la economía está a punto de entrar en parada técnica.

Ante esta situación se abren dos perspectivas de futuro posibles, una alternativa es que el sistema siga avanzando hasta el paroximo, aumentando su sed de control y violencia, o una alternativa al sistema, un cambio de rumbo, visto que el rumbo que hemos llevado hasta ahora nos ha llevado a un mundo terriblemente injusto y autodestructivo, donde, por ejemplo, mil millones de personas se despiertan cada mañana pensando sólo en cómo conseguir agua y comida.


LA VISIÓN DE LA CRISIS DESDE LA POLÍTICA INTEGRAL

No podemos negar los avances inmensos en muchos niveles en las últimas décadas, pero también vemos que en la situación actual la humanidad se enfrenta a tres problemas principales, en el nivel individual y psicológico, a nivel social y colectivo, y a nivel mundial y ecológico. Estos problemas se originan en gran medida en las creencias ilusorias acerca de lo que satisface las necesidades humanas.

El área psicológica individual incluye la experiencia por parte de cada vez más gente de sentirse abrumado por la vida contemporánea, lo que lleva a la depresión, la pérdida de motivaciones, las adicciones, la violencia y el egocentrismo.
.
El área de los problemas sociales colectivos comprende la pobreza en todo el mundo cada vez mayor y la explotación humana, el colapso de la vida comunitaria de apoyo, la separación y el consiguiente aislamiento de más y más gente, y la exclusión de los más desfavorecidos.
.
El área de los problemas ecológicos incluye la ruptura gradual de los sistemas ecológicos, amenazando la existencia de la humanidad y de todas las criaturas de esta tierra.

La política integral es la búsqueda de soluciones concretas a estas tres áreas de problemas al tratar las causas de la situación, no sólo los síntomas. Las necesidades no materiales, tales como el afecto, la justicia, la creatividad, el sentido y la seguridad de cada ser humano no pueden ser satisfechas sólo en el plano material a través del consumo, la riqueza o el salario a fin de mes. Sin embargo, el materialismo que domina nuestros valores actuales intenta sólo satisfacer las necesidades humanas en el plano material a través de los ingresos, el consumo y la propiedad.

Este intento está condenado al fracaso. Las necesidades no materiales que permanecen insatisfechas llevan al descontento, al mayor aumento de la demanda de consumos materiales de la historia. El considerable desequilibrio creado por la desigualdad de las posesiones, el consumo y la libertad de desarrollo hace que surjan los enfrentamientos. El consumismo está acabando con el equilibrio de la naturaleza, la estructura básica de la vida.

Por lo tanto, el objetivo principal de una política integral debería estar basada en las reflexiones anteriores y la mejor solución sería aquella que satisfaga todas las necesidades para el desarrollo humano, no sólo las materiales. Para lograr eso hacen falta cambios personales y colectivos.

Parece claro que si los valores predominantes en esta sociedad son el individualismo, la competitividad y el materialismo, los valores de la sociedad alternativa serán aquellos que fomenten la cooperación, la solidaridad, la comunidad, y que tengan en cuenta no sólo las necesidades materiales sino también las inmateriales, la necesidad de amor, felicidad, creatividad, libertad, paz, etc.

En lo que se refiere a los nuevos valores personales, este es un esquema de referencia que puede ser útil:




Fuente: Libro “La Felicidad en el Cambio” de Ervin Laszlo


EL PASO IMPERATIVO: EL CAMBIO DE CONCIENCIA

Vivimos tiempos de crisis económica, social, ecológica, alimentaria, política, estamos viviendo una crisis sistémica, que necesita de la cooperación mundial para evitar una catástrofe. Nunca antes la Humanidad había necesitado como ahora la cooperación mundial, por eso no es extraño que nuestras instituciones y organizaciones no estén preparadas para ello. Los estados-nación y el sistema económico y empresarial está diseñado para proteger sus propios intereses en competición con otros.

Hay una lista de creencias que dificultan ese cambio. La acción coordinada a nivel mundial podría producir resultados muy positivos. El mundo dispone de los recursos financieros y humanos para actuar en esta situación de emergencia. La pobreza puede ser eliminada, las energías y tecnologías sostenibles pueden estar al alcance de todos, el agua puede ser reciclada y el agua de mar desalinizada, se pueden adoptar formas de

http://espiritualidadypolitica.blogspot.com/2010/10/ponencia-espiritualidad-y-politica-por.html

17/10/10


Ponencia Espiritualidad y Política, por Cristóbal Cervantes


ESPIRITUALIDAD Y POLÍTICA

Para comenzar parece oportuno definir qué queremos decir cuando hablamos de “espiritualidad” y de “política”.

Podemos definir la espiritualidad de muchas formas, aquí la vamos a definir como una nueva visión de la vida y una experiencia de unidad y pertenencia, la experiencia de sentir que formas parte de algo más grande y más profundo que tú mismo, que te conecta a todo y a todos, y que te hace ver a todos los seres humanos como hermanos y al planeta como la casa común que tenemos que cuidar.

La política es la gestión de la polis, la gestión de la vida en común, porque los seres humanos somos seres sociales, que vivimos en comunidad, y por tanto hay que ordenar esa vida en común en beneficio de toda la comunidad.



Para mucha gente puede resultar preocupante hablar de espiritualidad y política, mirando la historia es comprensible, de hecho, el liberalismo y la ilustración europea fueron en gran medida una reacción en contra de la religión convencional, por tanto es conveniente puntualizar que hablamos siempre desde la perspectiva liberal de la política, que supone separación iglesia y estado, de tal forma que ningún gobierno puede imponer una determinada visión religiosa a sus ciudadanos. La democracia, el estado de derecho, la separación de poderes, los derechos civiles, los derechos humanos, etc, forman parte de la tradición política liberal.

La espiritualidad que aquí defendemos tiene que ser una espiritualidad compatible con la sociedad liberal, no caben propuestas pre-liberales pues es retroceder en lugar de avanzar. Y a nuestro entender la espiritualidad compatible tiene que ser una espiritualidad sin dogmas, sin creencias, sin coerciones de ningún tipo. La religión y la espiritualidad suelen aparecer asociadas, y tienen relación sin duda, pero la religión es un conjunto de creencias, de dogmas y de normas que suelen formar una institución. No criticamos eso, pero en esta sociedad de la innovación y el cambio continuo la gente no acepta bien los dogmas, ni unas creencias establecidas en el pasado, la espiritualidad tiende a ser también innovadora, a evolucionar, a cambiar, no puede ser una espiritualidad estática y del pasado.

Sin embargo, precisamente porque no es ni religiosa ni creyente, esta nueva espiritualidad podrá heredar toda la riqueza espiritual de todas las tradiciones religiosas de la humanidad. Esa herencia universal no tiene por qué conducir a una espiritualidad sincretista o a la carta.

Hemos heredado toda la música de la historia, toda la poesía, toda la pintura, escultura y arquitectura; somos capaces de apreciar y gozar la belleza de todos los tiempos y todas las culturas, y aprendemos de todas ellas. Y eso no nos lleva a crear un arte que consista en tomar un rasgo de aquí y otro de allá, sino que, aprendiendo de todos, construimos nuestro propio arte. Algo así está ya ocurriendo con la espiritualidad.

Esta visión espiritual de todo los seres humanos como hermanos habitando una casa común tiene unas implicaciones evidentes en la política. La política y la gestión de la convivencia estaría motivada entonces por la cooperación en lugar de por la competición, por la solidaridad frente al individualismo, por valores como el amor, la alegría, libertad, la paz, la ecología, frente a los valores actuales sólo materiales: el consumismo, y si llega el sueldo a fin de mes “todo va bien”. La espiritualidad así entendida podemos decir que lleva un mensaje político en su interior.

Desde este punto de vista el diálogo entre espiritualidad y política es posible, es más podemos llegar a una política que tenga en cuenta la espiritualidad, y una espiritualidad que tenga en cuenta la política.

POLÍTICA INTEGRAL

“Integral” se refiere al intento de ser tan inclusivo, no-marginalizador, holístico, acogedor y comprehensivo como sea posible. La principal pregunta para los enfoques integrales no es quién tiene la razón y quién no, quién está en lo cierto y quién no, sino cómo puede conseguir todo el mundo una parte importante del rompecabezas global.

Si nos preguntamos no quién tiene razón y quién está confundido en política, sino cómo todos pueden conseguir una parte importante del rompecabezas político, entonces un tipo de discurso político diferente tiende a emerger, un discurso que puede ser llamado “integral”. Esto no quiere decir que no podamos hacer juicios sobre "lo justo” y lo “erróneo”, lo que está bien y mal en el círculo de la política, sino que la plataforma desde la que lanzamos esos juicios debería ser en primer lugar la más radicalmente omniabarcante y acogedora de la totalidad que podamos concebir, o de otra forma nuestros juicios reflejarán sólo fragmentos, partes y piezas rotas en un desfile de parcialidades y prejuicios disfrazados como equidad y justicia. Entonces, ¿qué aspecto podría tener una política más integral? Una política que hace sitio para, y en realidad acoge, todos los potenciales humanos, incluida una espiritualidad sin coacciones ni dogmas.

Un teoría política integral trataría de hacer varias cosas. Primero, identificaría todas las formas mayores de teoría política que han sido propuestas, en Oriente y en Occidente, en el norte y en el sur. Trabajando desde tal revisión panorámica, y bajo la suposición de que todas estas teorías tienen algo importante que decir, construiría un marco verosímil y de aceptación general que mostraría, no cuáles de esas teorías son correctas, sino cómo han surgido tantas teorías en primer lugar. Una teoría política integral, por ejemplo, no comenzaría preguntando: “¿Cuál es la buena y verdadera: la posición conservadora o la liberal, la política de izquierdas o de derechas, la de las naciones-estado o la de los pueblos indígenas, la visión individual o la colectiva?”, sino que más bien preguntaría: “¿Por qué tantos hombres y mujeres buenos han abrazado alguna de esas posiciones con sinceridad y convicción? ¿Qué verdades intentan decirnos cada una de estas posturas?

A partir del ensamblamiento de todas esas posibles verdades políticas, un enfoque integral intentaría crear un amplio marco que reconociera, honrara e incorporara tantas de esas verdades como sea posible (aunque no sea por otra razón que la de que un enorme número de hombres y mujeres buenos ya las han adoptado con integridad). Dicho marco tiende a descubrir varias dimensiones importantes del pensamiento y la acción política, tales como: (1) ¿Es la causa del sufrimiento humano primariamente interna o externa?; (2) ¿Debería ponerse más énfasis en los derechos del individuo o en los derechos colectivos?; (3) ¿Cómo pueden los modelos psicológicos integrales - que incluyen ondas, flujos, estados y tipos - ser incluidos en la teoría política de forma que se honre todo el espectro de los potenciales humanos contenidos en cualquier sistema de gobierno?

Una teoría política integral no reclama, en este momento, tener todas, o incluso la mayoría, de las respuestas, sino simplemente representa un foro en el cual todas las preguntas que han sido propuestas hasta la fecha son colocadas sobre la mesa con una intención integradora y acogedora. Como muy poco, podemos tener un índice de todos los mapas políticos considerados por los seres humanos, y desde ese índice holístico comenzar a buscar caminos para superar sistemas de gobierno integrales que - al contrario de lo que hicieron las formas de gobierno de tiempos pasados – no seleccionen y favorezcan un conjunto de potenciales humanos sobre otros.

Para aquellos familiarizados con el enfoque integral, los “cuadrantes” representan, en términos políticos, las dimensiones de la causalidad interna (por lo general adoptados por la derecha) y la causalidad externa (por lo general adoptados por la izquierda); la individualidad (normalmente abrazada por el “ala libre” de los “derechos”) y colectividad (normalmente abrazado por el “ala del orden” de los “deberes”. Todos estos cuadrantes - individuales y sociales - tienen ondas, cauces, estados y tipos, cuya existencia nos permite, entre otras cosas, ver cómo las distintas teorías políticas se han originado en diferentes estados y estadios de la conciencia humana; cómo todas ellas tendrían que ser incluidas en cualquier explicación comprehensiva; y cómo, por ejemplo, la “posición original” adoptada por una plataforma o estadio de valores en particular generaría diferentes conjuntos de derechos. Este mapa que lo abarca e incluye todo se denomina AQAL: “All quadrants-All Levels”], significando “Todos los Cuadrantes, Todos los Niveles, además de todas las líneas, todos los estadios y todos los tipos”. Utilizando este sistema holístico de clasificación, cada teoría política mayor encuentra una localización en la cual está ofreciendo un buen consejo, dentro del que las más conocidas perspectivas políticas pueden mostrar que están resaltando una o más de las dimensiones principales de la matriz AQAL..



Fuente: Nacho Gallego


LA CRISIS ECONÓMICA ACTUAL

Para nadie es un secreto ya que el sistema capitalista está en crisis sistémica, una crisis similar al crash del año 29, que conviene recordar trajo una década perdida económicamente, la de los años 30 en la que aumentó el paro, la pobreza y la miseria, la ira del pueblo y la necesidad de echarle la culpa a alguien derivó en un ataque a los políticos en general, que dio paso a la política populista, que en Europa degeneró en los fascismos y nazismos, hasta explotar todo en la II Guerra Mundial. Sólo después de todas estas tragedias los líderes mundiales se sentaron alrededor de una mesa y diseñaron el modelo económico y social que ha funcionado para lo que ellos querían, que era mantener el crecimiento económico, así surgió la clase media, el estado del bienestar, el consumismo, el consumo a crédito, hasta que hemos llegado a un límite. En estos momentos hay una grave crisis de deuda con una consecuencia terrible que es el aumento del desempleo y la exclusión social. Estamos en una crisis de deuda porque las familias, las empresas, los bancos, los gobiernos y los países han llegado al límite de su capacidad de endeudamiento, incluso se ha sobrepasado. A pesar de que esto parece claro, desde que comenzó la crisis hace dos o tres años se ha intentado solucionar a base de emitir más deuda para seguir manteniendo el mismo ritmo de gasto, agravando aún más el problema hasta llegar a un punto en el que realmente el sistema económico mundial se encuentra al borde del abismo. Las soluciones que se han adoptado han sido tomadas desde el marco conceptual del modelo que se acaba, por lo que no han funcionado, y el totem del capitalismo, el crecimiento económico contínuo se ha acabado, a partir de ahora vienen años de escasez, de austeridad,, de decrecimiento económico, no hay salida en el aumento del consumo ni de las exportaciones, las inversiones privadas no llegan, simplemente la economía está a punto de entrar en parada técnica.

Ante esta situación se abren dos perspectivas de futuro posibles, una alternativa es que el sistema siga avanzando hasta el paroximo, aumentando su sed de control y violencia, o una alternativa al sistema, un cambio de rumbo, visto que el rumbo que hemos llevado hasta ahora nos ha llevado a un mundo terriblemente injusto y autodestructivo, donde, por ejemplo, mil millones de personas se despiertan cada mañana pensando sólo en cómo conseguir agua y comida.


LA VISIÓN DE LA CRISIS DESDE LA POLÍTICA INTEGRAL

No podemos negar los avances inmensos en muchos niveles en las últimas décadas, pero también vemos que en la situación actual la humanidad se enfrenta a tres problemas principales, en el nivel individual y psicológico, a nivel social y colectivo, y a nivel mundial y ecológico. Estos problemas se originan en gran medida en las creencias ilusorias acerca de lo que satisface las necesidades humanas.

El área psicológica individual incluye la experiencia por parte de cada vez más gente de sentirse abrumado por la vida contemporánea, lo que lleva a la depresión, la pérdida de motivaciones, las adicciones, la violencia y el egocentrismo.
.
El área de los problemas sociales colectivos comprende la pobreza en todo el mundo cada vez mayor y la explotación humana, el colapso de la vida comunitaria de apoyo, la separación y el consiguiente aislamiento de más y más gente, y la exclusión de los más desfavorecidos.
.
El área de los problemas ecológicos incluye la ruptura gradual de los sistemas ecológicos, amenazando la existencia de la humanidad y de todas las criaturas de esta tierra.

La política integral es la búsqueda de soluciones concretas a estas tres áreas de problemas al tratar las causas de la situación, no sólo los síntomas. Las necesidades no materiales, tales como el afecto, la justicia, la creatividad, el sentido y la seguridad de cada ser humano no pueden ser satisfechas sólo en el plano material a través del consumo, la riqueza o el salario a fin de mes. Sin embargo, el materialismo que domina nuestros valores actuales intenta sólo satisfacer las necesidades humanas en el plano material a través de los ingresos, el consumo y la propiedad.

Este intento está condenado al fracaso. Las necesidades no materiales que permanecen insatisfechas llevan al descontento, al mayor aumento de la demanda de consumos materiales de la historia. El considerable desequilibrio creado por la desigualdad de las posesiones, el consumo y la libertad de desarrollo hace que surjan los enfrentamientos. El consumismo está acabando con el equilibrio de la naturaleza, la estructura básica de la vida.

Por lo tanto, el objetivo principal de una política integral debería estar basada en las reflexiones anteriores y la mejor solución sería aquella que satisfaga todas las necesidades para el desarrollo humano, no sólo las materiales. Para lograr eso hacen falta cambios personales y colectivos.

Parece claro que si los valores predominantes en esta sociedad son el individualismo, la competitividad y el materialismo, los valores de la sociedad alternativa serán aquellos que fomenten la cooperación, la solidaridad, la comunidad, y que tengan en cuenta no sólo las necesidades materiales sino también las inmateriales, la necesidad de amor, felicidad, creatividad, libertad, paz, etc.

En lo que se refiere a los nuevos valores personales, este es un esquema de referencia que puede ser útil:




Fuente: Libro “La Felicidad en el Cambio” de Ervin Laszlo


EL PASO IMPERATIVO: EL CAMBIO DE CONCIENCIA

Vivimos tiempos de crisis económica, social, ecológica, alimentaria, política, estamos viviendo una crisis sistémica, que necesita de la cooperación mundial para evitar una catástrofe. Nunca antes la Humanidad había necesitado como ahora la cooperación mundial, por eso no es extraño que nuestras instituciones y organizaciones no estén preparadas para ello. Los estados-nación y el sistema económico y empresarial está diseñado para proteger sus propios intereses en competición con otros.

Hay una lista de creencias que dificultan ese cambio. La acción coordinada a nivel mundial podría producir resultados muy positivos. El mundo dispone de los recursos financieros y humanos para actuar en esta situación de emergencia. La pobreza puede ser eliminada, las energías y tecnologías sostenibles pueden estar al alcance de todos, el agua puede ser reciclada y el agua de mar desalinizada, se pueden adoptar formas de agricultura ecológica, etc. Podemos reunir las energías para poner en práctica estas medidas, disponemos de la tecnología necesaria. Un modesto incremento en el uso eficaz de la radiación solar que llega al planeta podría suministrar la energía necesaria para todos, y la reasignación de una parte de los fondos actualmente destinados a fines destructivos y militares podrían financiar los principales proyectos necesarios. La dificultad para una acción eficaz coordinada a nivel mundial es la falta de voluntad y preparación de las personas y las instituciones para asegurar las supervivencia en el planeta.

Una serie de creencias y prejuicios nos impiden percibir la realidad actual de emergencia mundial y actuar en consecuencia. Está todavía muy extendida la creencia de que los recursos planetarios son infinitos, aunque cada vez menos. Creemos que el planeta es una fuente inagotable de recursos y un sumidero ilimitado de nuestros desechos. Esta creencia dificulta la toma de conciencia ecológica.

Otra creencia es que la materia es pasiva e inerte, y que podemos manipular el mundo a nuestro alrededor para adaptarlo a nuestros deseos personales, económicos, nacionales, sin medir los efectos secundarios como la destrucción del equilibrio ecológico.

También está muy extendida la creencia de que la vida es una lucha en la que sobreviven los más aptos. Esta aplicación arbitraria de la teoría de Darwin de la selección natural justifica la competencia sin control y crea una brecha creciente entre un grupo cada vez más reducido de poder político y económico y la marginación de la mayoría de la población.

La sabiduría económica todavía dominante es que la competencia es buena y que el libre mercado regido por la "mano invisible" distribuye la riqueza. Cuando uno actúa por su bien, también actúa por el bien de la comunidad. Sin embargo la penuria de casi la mitad de la población mundial demuestra que este principio no funciona en el mundo actual, donde la desigual distribución del poder y de la riqueza distorsiona el funcionamiento del mercado.

Por último, persiste la creencia de que el egoísmo y el egocentrismo que caracteriza a la gente actual es la expresión inalterable de la naturaleza humana, que no puede cambiar y no va a cambiar. La gente siempre ha perseguido sus propios intereses y siempre será así, y en todo caso se interesará por su familia, empresa, comunidad o nación.

Ante la persistencia de estas creencias parece normal que los estados-nación y las empresas no sean capaces de unirse en un proyecto mundial.

Pero estamos viviendo un momento “líquido” de la historia, una crisis global es un momento en el que los sistemas de valores y creencias arraigadas pueden cambiar.

La otra cara de la moneda es que cada vez más personas sensibles están adoptando nuevas formas más responsables de pensar y actuar, son los llamados creativos culturales. Los valores alternativos están creciendo rápidamente, pero todavía no lo suficiente para provocar el cambio. Los líderes políticos cambiarán cuando cambien los votantes, los malos empresarios cambiarán cuando cambien los consumidores. Sumar la masa crítica suficiente y crear una red de personas y colectivos con peso político y económico necesario para implementar ese necesario y urgente cambio es, probablemente, lo más urgente e importante en estos tiempos, y a esa tarea fundamental tarea es a la que estamos todos invitados amablemente a participar.

Debtocracy (2011). Versión con subtitulos integrados en español

http://youtu.be/KX82sXKwaMg
las causas que arrastraron a Grecia a la situación de endeudamiento público que para el año 2012 puede llegar al 160% del PIB.

http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/07/05/el-plan-lavin-para-la-demolicion-de-las-universidades-publicas/

Columnas
5 de Julio de 2011

El plan Lavín para la demolición de las universidades públicas

avatar
Juan Guillermo Tejeda
Artista visual. Académico de la Universidad de Chile.

Se defiende en estos días Lavín de los mordiscos del pueblo. Su entrenamiento en la contención de las emociones, y su entrega a la fe cuyo fuego abrasador todo lo hace posible, nos hacen olvidar a veces que detrás de sus acciones hay un plan. Un plan para terminar de destruir, con un tercer y final mandoble, a las universidades públicas chilenas.
El primer golpe lo asestaron los acólitos de la dictadura mediante la ley de 1981 y en los decretos desesperados (pero nada inútiles) de los últimos días. Pinochet creó las bases para desplegar el sistema de educación superior más privatizado del planeta.
La implementación la aseguraron los gobiernos de la Concertación. Lagos y los democratacristianos pactaron en alguna habitación penumbrosa una transición a la democracia que se veía muy difícil dada la singular crueldad de la dictadura, y en esas negociaciones la educación quedó entregada a los curas. Ellos tienen, en este tema, la debilidad no confesada de que sus establecimientos educacionales son públicos cuando se reparte plata, y privados cuando aparecen las regulaciones estatales. Su aporte a la educación consiste en un lavado de cerebro a temprana edad de la población, a cambio de enseñarles matemáticas y geografía, entre otras cosas, cuidando de que los ricos queden con los ricos y los pobres con los pobres. Pero sin la convergencia de la cultura socialista y la cultura católica la transición no era posible. Así es que el temeroso (y a la vez exigente) pueblo chileno aceptó a los concertacionistas a cambio de que los dictatoriales desparecieran del mapa. Los concertacionistas cumplieron.
A las universidades públicas se les ofrece un regalo que necesitan pero que en este caso viene envenenado: mayor autonomía administrativa, en este caso para poder competir. Adoptarán el talante depredador de las privadas y serán tragadas en diez años por ellas. Y es que en verdad el rol de las universidades públicas no es competir, es colaborar. Son instituciones, no empresas. Pero, peor aún, lo que tiene este plan en mente es la intervención del gobierno corporativo de las universidades por parte del gobierno del país.
Tras veinte años de gobierno entregaron a un país con un nuevo sistema universitario único en el mundo. La mitad de los chilenos o chilenas de 18 a 24 años tiene acceso hoy a la educación superior. Y el 80% de las instituciones que acogen a ese estudiantado son privadas. Casi todas con un núcleo gobernante de derecha o ultraderecha, o confesionales, o ideológicamente sectarias. El gasto estatal ha caído de manera drástica, hasta el punto en que Chile, de los países de la OCDE es el que menos pone estatalmente en universidades. Pero el gasto de las familias se ha disparado, es uno de los más altos del mundo.
Las universidades públicas, entretanto, han resistido, sí, pero al mismo tiempo han vegetado. Se les considera menos eficientes, menos rápidas, menos innovadoras. Las abruma la burocracia. A cada rato están en tomas y paros. Son, desde la mirada neoliberal, el furúnculo de la educación superior. Han llegado a ocupar el espacio letal de los símbolos morales, de la resistencia simbólica.
La misión de Lavín es terminar de liquidar a las universidades públicas. Para ello aspira a implementar un paquete de medidas, dentro de las cuales tienen prioridad cuatro de ellas: aseguramiento de la calidad, fortalecimiento de las universidades estatales, financiamiento, incremento de la educación técnico profesional. Este lenguaje vaporoso debe ser, sin embargo, traducido.
Así, “mejorar la calidad”, en manos de Lavín y sus asesores, parte del supuesto que las universidades públicas, como categoría, no existen. Sólo hay universidades buenas y universidades malas. No interesan indicadores como la equidad, el gobierno participativo, el servicio país, el pluralismo o la libertad de cátedra. La calidad entendida como indicadores cuantitativos no discrimina entre el humanismo y la mala leche, entre la solidaridad y la competencia, entre el amor al conocimiento y el amor al lucro. Se trata simplemente de que los jóvenes obtengan un título profesional en el mercado, para lo cual deben estar debidamente orientados acerca de los productos educacionales que las familias van a adquirir.
Con todo, a las universidades públicas se les ofrece un regalo que necesitan pero que en este caso viene envenenado: mayor autonomía administrativa, en este caso para poder competir. Adoptarán el talante depredador de las privadas y serán tragadas en diez años por ellas. Y es que en verdad el rol de las universidades públicas no es competir, es colaborar. Son instituciones, no empresas. Pero, peor aún, lo que tiene este plan en mente es la intervención del gobierno corporativo de las universidades por parte del gobierno del país. Aquí hay de parte de las universidades públicas un pecado, el de su débil gobernabilidad: las sanciones no se aplican mucho, las evaluaciones y calificaciones del personal son un poco soft, si unos grupos de alumnos se toman una sede, bueno, se la toman, etc. En fin, esto sería el “fortalecimiento de las universidades estatales”.
Mejorar el financiamiento, que es el tercer aspecto clave en la reforma que pretende Lavín quiere decir para él dar un dinero a cada chileno o chilena de pocos recursos para que vaya al mercado y elija el producto universitario (así es la cosa) que mejor le cuadre. Quiere decir esto que se subsidia no a la oferta sino a la demanda. La noble tradición, vigente en todo el mundo menos en Chile, de que los poderes públicos se ocupen de crear y nutrir espacios abiertos para el conocimiento, quedará destruida por el cortoplacismo de una oferta (las universidades privadas) que captará esos subsidios a cambio de educación chatarra. Calibrar lo que seriamente hace una buena universidad en términos de investigación es impensable en una guerra publicitaria por ofrecer combos marqueteros más y más exitosos. Entretanto, los socios de Lavín ya van acomodando sus inversiones y proyectos para este nuevo marco regulatorio.
Otra idea para mejorar el financiamiento es perfeccionar el sistema de donaciones privadas, que al final consiste en poner a las grandes empresas en una posición dominante sobre el sistema de educación superior.
El cuarto truco –o medida– es robustecer a los institutos de formación técnica y profesional, algo que efectivamente hace falta, pero que en manos de de estos peces abisales de modales amables se transforma en un mordisco cruel. Ello vaciará el espacio y dejará que compitan las grandes, que serán por cierto las privadas y quizá algún resto de universidad pública semi privatizada en estado terminal. El Estado llevará el dinero de los contribuyentes a los dueños de los nuevos institutos.
Las universidades (para darles un nombre) arrojadas al mercado llegarán así a configurar una poderosa industria que incluye educación, por cierto, pero también inmobiliarias, transporte, catering, alojamientos, conexiones internacionales, soporte tecnológico y un montón de negocios anexos, incluido el crédito usurario. Los contribuyentes chilenos no pagarán por sus universidades públicas, pero las familias se quedarán en cueros para engordar a los dueños de este conglomerado, que en poco tiempo estará en manos de pocos. Se hundirá la libertad de pensamiento. Desaparecerá el pluralismo. Se terminarán así, si a Lavín y a sus adjuntos les va bien, las universidades públicas chilenas.
Quizá Piñera, Lavín, Juan José Ugarte y los demás personeros a cargo del tema hayan leído mal el ambiente ciudadano. Más que desear una radicalización del modelo chileno lucrista y ultraliberal de universidades, lo que parece sentirse en la calle es lo contrario, el regreso a la sensatez y el establecimiento de un sistema de universidades públicas según los estándares contemporáneos, y en consonancia con nuestras tradiciones nacionales.

http://radio.uchile.cl/noticias/121375/

Lunes 4 de Julio 2011 22:08 hrs.

Historiadores frente a Bicentenario del Congreso:

“Chile nunca ha sido un país republicano, democrático o representativo”

Cristián Pacheco
Chile's President Michelle Bachelet delivers her annual address at the national congress building in Valparaiso city
Una dura crítica lanzaron los historiadores en el marco de la conmemoración del Bicentenario del Congreso Nacional. El sistema binominal y la falta de una Constitución consensuada con la ciudadanía, serían algunos de los aspectos que restarían legitimidad a la conducción política del Estado de Chile.
Este lunes al mediodía se reunieron en el Salón de Honor del Congreso Nacional autoridades de todas las bancadas, ex Mandatarios, representantes de la sociedad civil e invitados extranjeros con el fin de conmemorar el bicentenario de la creación del Parlamento chileno.
La actividad oficial, presidida por el Presidente Sebastián Piñera y a la que asistieron unas 600 personas, tuvo como protagonistas a diputados, senadores, e importantes figuras internacionales como los ex presidentes Luis Ignacio Lula Da Silva de Brasil y Oscar Arias de Costa Rica.
La efeméride, que congregó a las fuerzas político partidistas, recuerda la sesión en que los 36 diputados electos en 1811 se constituyeron como cuerpo legislativo, momento desde el que tuvieron como misión delinear los primeros bosquejos de la carta constitucional y la forma de gobierno que regiría a Chile.
El historiador Gabriel Salazar cuestionó la representatividad y legitimidad de un Congreso que desde sus comienzos tuvo limitada capacidad de acción y cuyos principales productos, las Constituciones de 1833, 1925 y 1980, estuvieron marcados por la intervención militar.
“Si tomamos en cuenta que venimos saliendo de 17 años de dictadura y continuamos con una Constitución Política de los 80 donde la ciudadanía no participó, al hacer un balance de estos 200 años uno se da cuenta que el Estado republicano, democrático y representativo en este país no lo ha sido nunca”, dijo Salazar.
Por su parte, el historiador Sergio Grez planteó una mirada crítica de la actual situación del Congreso y la crisis de representatividad de los políticos en Chile.
“El gran tema político que está pendiente hace varias décadas es el dotar al país de una institucionalidad política que sea el reflejo de una soberanía popular y que tenga legitimidad ante el pueblo de Chile”, sostuvo el historiador.
Tanto para Grez como para Salazar no hay nada que celebrar. Este importante hito en la formación del Estado nacional chileno carece de legitimidad, contextualizado por un alto nivel de desconfianza en la clase política y una serie de movimientos sociales que alertan respecto a la emergencia de modificar la actual legislación.
“Es muy difícil que los movimientos sociales actuales entren en las reglas del Congreso. Lo que hay que hacer es llamar a una Asamblea Constituyente que genere una nueva institucionalidad política. Solo allí podrían estar representados de manera efectiva todos los sectores sociales que constituyen la ciudadanía. En el marco actual, con un sistema binominal y con todas las demás reglas es una tarea prácticamente imposible”, afirmó Grez.
Es en este contexto en que Salazar analiza las posibilidades de que el movimiento social actualmente disperso tome forma y se organice para ejercer el poder legislativo: “Estamos en un momento crucial en donde la ciudadanía o recupera su soberanía y ejerce el poder constituyente y le da legitimidad a un Estado que nunca ha sido legítimo, o bien se deja que la clase política tenga el poder para que legisle”, manifestó el Premio Nacional de Historia 2006.
La jornada de conmemoración no estuvo exenta de protestas. Estudiantes levantaron pancartas en Valparaíso y todos los actores involucrados en la educación están atentos ante el anuncio de reformas por parte del ejecutivo que se realizarán hoy en la noche.
En los próximos días se iniciará un nuevo proceso de discusión en el Parlamento para legislar sobre la trascendental materia educativa.