viernes, 9 de septiembre de 2011

Congreso de la Sociedad Civil este sábado en Casa Central de la Universidad de Chile


La sociedad civil organizada ha decidido darse cita en Congreso,  este sábado 10 de Septiembre en la Casa Central de la Universidad de Chile.
La idea es afinar la agenda política-ciudadana, compartir y debatir abiertamente sobre el horizonte del movimiento social en Chile con miras a  avanzar hacia un Proyecto de un País Sustentable, basado en una Democracia Libertaria que pueda ser recogida en los futuros programas de gobierno.
El llamado es a  ejercer la Democracia Directa: la Democracia Ciudadana real. Y esto requiere de establecer poderes locales con capacidad de acción y de propuestas, visualizando programas en los diferentes ámbitos de relevancia en la vida ciudadana que nos incumben a todos.
Los esperamos, están todos coordialmente invitados
El Ciudadano

PROGRAMA
10:40 – 12:00 / Provocación  1: Un Congreso de la Sociedad Civil


Camila Vallejo / presidenta de la FECH
Manuel Antonio Garretón / sociólogo, Premio Nacional de Ciencias Sociales
Gustavo Ruz / Comité de Iniciativa por una Asamblea Constituyente

12:00 – 12:15 / Café


12:20 – 13:25 / Provocación 2: Propuestas para un nuevo territorio político ciudadano


Pedro Mariman / Partido Nacionalista Mapuche, Wallmapuwen
Martín Pascual / presidente de ACCIÓN
María Ángeles Fernández / secretaria ejecutiva Chile 21
José Araya / Observatorio Ciudadano

13:30 / Cierre


LA HORA DE LOS CIUDADANOS


Estamos en un momento histórico.

Una nueva ciudadanía ha aflorado: aquella que por fin se ha tomado las calles para expresar su malestar y para exigir una sociedad más ética, justa e igualitaria.

La gente ha recuperado la calle como espacio de la política. Lo que comenzó como un espontáneo rechazo masivo, de todos los segmentos sociales y territoriales del país, por la aprobación (en primera instancia) del megaproyecto privado de HidroAysén en la Patagonia, con numerosas manifestaciones que reunieron a medio millón de chilenos en Mayo de 2011, le siguieron protestas similares e incluso mayores por la debacle en la educación pública y en numerosos otros ámbitos de la vida del país. Manifestaciones que recogen diversas demostraciones del malestar ciudadano a lo largo de la historia política chilena.

La oposición a HidroAysén fue el catalizador de ese malestar incubado a lo largo de más de 20 años de una democracia y de una economía de mercado que no han sido capaces de representar a los ciudadanos. Lo ocurrido después con el movimiento estudiantil ha ratificado e incrementado esa indignación.

A pesar de que las cifras oficiales hacen ver que los indicadores macroeconómicos del país son de crecimiento sostenido, la gente se hartó de un modelo de desarrollo injusto, sin ética, que se basa en el fomento de la desigualdad social, la devastación de la naturaleza, la competencia despiadada y el abuso.

La política se ha subordinado a las leyes de mercado y a los cantos de sirena del llamado crecimiento, como si éste fuera un valor en sí. Los políticos profesionales, casi sin distinción, mayoritariamente están al servicio de los grandes intereses empresariales y han ayudado a construir una democracia de consumidores y no de ciudadanos.

Por tanto, no sólo ha hecho crisis el modelo económico, sino que también el modelo político. La expresión palpable de ello son las masivas manifestaciones de la gente de a pie en todas las ciudades de Chile, demostrando que la democracia representativa hoy sólo representa a muy pocos. La política real ahora no está en el Parlamento ni en La Moneda: está en la calle, y la tratan de ejercer directamente los ciudadanos, que buscan y encuentran la manera de organizarse para conseguir el propósito de levantar propuestas y acciones creativas para construir una sociedad libertaria.

La crisis de la política convencional se evidencia en el desprestigio de los partidos políticos como espacios organizados para proponer y llevar a cabo propuestas para un modelo de sociedad que debería orientarse hacia el bien común. Eso hoy no existe.

Cansados de esperar lo que ya nos parece imposible, hemos decidido ayudar a construir un movimiento autónomo ciudadano, creativo, inclusivo y eficaz, que permita proponer un nuevo proyecto de país: una democracia libertaria y participativa.

Convocamos a organizaciones, colectivos, comunidades, asociaciones y personas autónomas a participar juntos en esta construcción de una política ciudadana. Esto significa elaborar una Agenda Ciudadana propia, que intentaremos llevar a cabo poniéndola a disposición de partidos políticos y organizaciones sociales y de cualquier tipo, de todo el territorio, que se sientan convocados a decir basta a un modelo de democracia y de desarrollo colapsado por su centralismo y su escasa aceptación en toda la sociedad.

Es tiempo de ejercer la Democracia Directa: la Democracia Ciudadana real. Y esto requiere de establecer poderes locales con capacidad de acción y de propuestas, visualizando programas en los diferentes ámbitos de relevancia en la vida ciudadana que nos incumben a todos.

1. PRESENTACIÓN
Luego de realizado el primer encuentro del mundo ciudadano con invitados del mundo político opositor, el 19 de diciembre de 2010, en el Teatro El Ladrón de Bicicletas, se acordó por parte de los participantes (sobre 300 personas y 60 organizaciones) crear un Comité de Iniciativa para proponer una forma de dar continuidad al diálogo, llevarlo a diferentes territorios y cruzarlo con temas relevantes para el futuro del país donde la participación ciudadana tenga algo que decir.

Este Comité de Iniciativa propone a continuación el documento fundacional de la CONGRESO DE LA SOCIEDAD CIVIL, y así comenzar el desarrollo de un proyecto político desde la ciudadanía, en la perspectiva de construir un movimiento, con propuestas, programas y agenda política.

2. MARCO POLÍTICO

Nos sentimos disconformes, descontentos, decepcionados, incómodos e indignados con el modelo de sociedad que se está construyendo en Chile. Después de 21 años de recuperar la democracia, no nos gusta la política que domina la agenda y sus consecuencias, porque no representa las necesidades y deseos de la gente. Más bien, durante las últimas tres décadas sólo se han representado los intereses de grupos de poder político e intereses económicos del gran capital financiero. Claramente, el bipartidismo y el acomodo de una minoría dominante en el país ha destruido la legitimidad de la democracia representativa y se requiere de un cambio radical al modelo de sociedad, dentro de un marco democrático real y de respeto a la participación y decisión ciudadana.

Tenemos un modelo económico injusto socialmente, con una de las mayores desigualdades del mundo (una persona del 10% más rico gana en promedio 46 veces más que una persona del 10% más pobre); una explotación irracional de nuestros recursos naturales, en beneficio de intereses de un pequeño puñado de grupos económicos, nacionales y extranjeros, con serios riesgos para la sustentabilidad futura del país; un modelo educacional que incrementa la desigualdad estructural; una severa exclusión de los pueblos originarios y otras formas de diversidad cultural del país; sistemas de salud y previsional que sólo beneficia a la pequeña minoría pudiente de Chile. Durante los 20 años que gobernó la Concertación, se hicieron muy escasos gestos por modificar el sistema de acumulación, que ha depredado el medioambiente y endeudado a los ciudadanos comunes. No hemos sido capaces de proponer un sistema económico distinto, acorde a la ética y al bien común, y a los valores que nos interesa promover: de mayor justicia, igualdad y solidaridad.

Nos hemos estado acostumbrando a un Estado centralizado y autorreferente que excluye los intereses de las mayorías. Vemos con preocupación que avanza con fuerza un Estado represivo, autoritario, que abusa del miedo y no escucha el clamor popular. Pese a que estamos en el siglo XXI, y contamos con tecnologías acorde a la época, el poder político y económico se ha concentrado cada vez, evidenciándose una situación regresiva que se parece mucho más a la que existió en el siglo XIX; una sociedad dominada por un pequeño grupo de familias en torno a la hacienda y a pingües negocios protegidos por un Estado mucho más al servicio de aquéllas que de los ciudadanos de a pie.

Los medios de comunicación social (concentrados y corporativizados) repiten cacofónicamente un mensaje parcial y sesgado del país, solo conveniente para quienes desean mantener el statu quo del modelo: una sociedad de consumidores, endeudados, individualistas y sin participación social o política.
Necesitamos avanzar hacia una sociedad de ciudadanos conscientes, participativos y solidarios. Tenemos todas las condiciones para logar instalar una nueva Constitución Política del Estado, aprobada en un plebiscito democrático participativo e informado.

Diversos síntomas nos hacen ver que estamos en un cambio de época. La globalización, lejos de incrementar la diversidad y procurar la igualdad, ha generado dos mundos polarizados: el de quienes detentan el poder, concentrando la riqueza para sí, y el de la gente, cada más insatisfecha porque sólo es considerada como consumidores. La codicia ha sobrepasado el umbral del nivel de conciencia del daño que hemos producido al planeta y a la naturaleza por los modelos de crecimiento ilimitado que ha impulsado la sociedad industrial capitalista. El cambio climático, el recalentamiento de la Tierra producto de la avaricia de un sistema depredador, es la punta del iceberg que nos comienza a golpear y sus efectos serán dramáticos para el mundo y para Chile.

Necesitamos construir un país saludable pensado también para las futuras generaciones, donde todos tengan un buen vivir. La codicia, el egoísmo y la avaricia, exacerbados por una competencia brutal y despiadada, están destruyendo el alma nacional: Necesitamos recuperar los valores de una ética del desarrollo y de la cooperación, que ponga el bien común por delante y no los intereses corporativos nacionales y transnacionales, donde el capital financiero internacional hoy es capaz de manejar hasta los gobiernos y la soberanía popular.

Para la articulación y reencuentro del mundo de la ciudadanía con el mundo de la política, debemos estar de acuerdo en las afirmaciones siguientes:

La Política:
El mundo de la política de aspiración democrática y participativa necesita reencontrarse consigo misma en sus convicciones igualitarias y sentidos culturales libertarios, y comprometerse con la complejidad de la relación del ser humano con el planeta que lo cobija y frente al cual emergen deberes impostergables, empezando por la lucha para evitar el cambio climático y la protección de los sectores empobrecidos que serán los más vulnerables a dicho fenómeno.

Es la hora de debatir, pensar, crear nuevas opciones alternativas a un sistema de poder oligárquico y a un gobierno que ya agota su novedad y que expresa cada día los límites propios de los intereses que representa. Es la hora de sustituir las quejas y las actitudes defensivas para ponerse en el centro de las preocupaciones de los ciudadanos, con ideas y proyectos de futuro.
La política tiene un sólo fin: construir una sociedad y un país bueno y bello en el que todos somos iguales, en derechos y deberes. Este fin es ético y estético.

La Ciudadanía Soberana:
Debe quedar claro que la soberanía de la nación está en sus ciudadanos. Por tanto, todas las decisiones del Estado deben contar con la aprobación mayoritaria de la ciudadanía. Está claro que la actual Constitución, aprobada e instalada bajo la dictadura militar en 1980 y que no ha modificado lo esencial que le permita al pueblo dirimir (por ejemplo, sistema binominal e imposibilidad de hacer plebiscitos), impide una ciudadanía soberana. Ésta debe ser capaz de reconocer, a pesar de las naturales diferencias, que tenemos objetivos comunes que nos unen en la intención de avanzar hacia una democracia participativa y deliberativa, que incorpore las propuestas y temas que surgen desde las bases sociales, comunidades locales y de los diferentes actores.

Poder recuperar el poder ciudadano, que haga que la voz de la gente sea oída por el mundo del poder y la sociedad entera, para dejar de tener un rol de mero espectador en los destinos del país. Poder asumir con legitimidad un protagonismo transformador a través de las organizaciones sociales comprometidas con un desarrollo participativo, igualitario y sustentable.

Los criterios articuladores básicos son:

Que haya un compromiso por parte del poder político de incorporar las demandas surgidas desde el CONGRESO DE LA SOCIEDAD CIVIL en sus programas;
Apoyar el recambio generacional de los liderazgos nacionales y locales; y
Avanzar en una democracia participativa.

3. OBJETIVOS
General:
Crear una plataforma abierta y dialogante de la Sociedad Civil, autónoma e independiente de cualquier poder establecido, tendiente a articular un movimiento ciudadano libertario e independiente que sea capaz de levantar una Agenda Política propia para proponerla al mundo político y a toda la sociedad.

Específicos:
Desarrollar encuentros territoriales y temáticos donde la ciudadanía exprese sus demandas y propuestas al mundo político, nacional, regional y comunal.
Sistematizar el contenido de dichos encuentros para identificar cuáles son los temas más relevantes que incluir en una Agenda Ciudadana.
Construir una propuesta de Agenda Ciudadana que posibilite la socialización y validación de la misma y articule las agendas específicas de otras instancias de la sociedad civil con denominadores comunes.
Presentar e instalar la Agenda Ciudadana en el debate público, a fin de que sea recogida por los liderazgos políticos que deban competir en las próximas elecciones por el respaldo ciudadano, sin descartar que desde el mundo ciudadano se puedan levantar candidaturas propias, con o sin partidos políticos de apoyo.
Presentar y exponer la Agenda Ciudadana a los liderazgos políticos.
Aportar a los temas de la agenda inmediata que tengan relevancia para los ciudadanos, como por ejemplo la constitución de una Asamblea Constituyente.
La Agenda Ciudadana la entendemos como un aporte de ideas y propuestas para un Proyecto de un País Sustentable, basado en una Democracia Libertaria que pueda ser recogida en los futuros programas de gobierno.

4. METODOLOGÍA

General:

Como procedimientos generales para llevar a cabo esta iniciativa es posible identificar lo siguiente:
Establecer una Secretaría Técnica para facilitar la iniciativa. Convocar a las organizaciones ciudadanas que voluntariamente deseen expresar sus demandas al mundo político a conformar un CONGRESO DE LA SOCIEDAD CIVIL articulándose en asambleas regionales. Formar un Consejo Asesor diverso de personalidades de renombre nacional por su aporte al país para respaldar la iniciativa (académicos, científicos, artistas, escritores, etcétera).

Organizar foros y debates en diferentes territorios del país con participación abierta a quienes lo deseen. Sistematizar los debates para aportar elementos programáticos que representen las nuevas ideas necesarias para el cambio político y cultural del país. Identificar los temas de la agenda de corto plazo más relevantes para el quehacer ciudadano y articular apoyo político. Monitorear el cumplimiento de los compromisos que el mudo político asuma una vez que estén instalados en el poder y contribuir a su implementación.

Específica:
Proponemos una metodología horizontal, sin jerarquías, que posibilite facilitar el diálogo plural sobre los temas territoriales y sectoriales que a la ciudadanía le interesan, para construir democráticamente la Agenda Ciudadana.
La idea es trabajar en una red voluntaria de ciudadanos y organizaciones sociales que se articulen entre sí para el debate, la acción y la formulación de propuestas programáticas.

Existirá un Comité Ejecutivo que será el facilitador del proceso participativo, elegido por la asamblea, el que contará con una Secretaría Técnica.

Se trabajará en Asambleas Ciudadanas Territoriales, una o varias por región, para analizar y evaluar las necesidades de cambio real que necesita el país.

Se dispondrá de una guía metodológica de trabajo y un formulario para la síntesis de las propuestas.

Las Asambleas Ciudadanas Territoriales serán convocadas por las organizaciones y personas que deseen participar en este proceso y actuar como articuladores del esfuerzo ciudadano.

Existirán Comisiones Temáticas para desarrollar propuestas específicas en ámbitos de la energía, medioambiente, descentralización, democracia directa, salud, educación, etcétera, también con su propia metodología de trabajo.

Profesionales connotados en las materias en discusión actuarán como facilitadores del trabajo de las Comisiones Temáticas.

Se establecerán vínculos con el mundo político que se interese en recoger los planteamientos programáticos que surjan como parte de la Agenda Ciudadana.

Se utilizarán los medios virtuales y redes sociales como instrumentos de comunicación interna y difusión de las actividades y propuestas del CONGRESO DE LA SOCIEDAD CIVIL.

Somos parte de un Movimiento Archipiélago: un conjunto de islas unidas por aquello que las separa. El mar que nos une es el malestar ante un modelo de sociedad injusto, al servicio de los grandes poderes políticos y económicos, en perjuicio de los ciudadanos de a pie.

Seamos protagonistas de la construcción de este proyecto de un país participativo, justo, libertario y sustentable.

CONGRESO DE LA SOCIEDAD CIVIL
Territorio político ciudadano para una nueva sociedad
Septiembre de 2011