Por Alexandra Troubnikoff
Ginebra/AFP
Los 183 miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptaron una histórica Convención sobre los empleados domésticos, destinada a mejorar la protección de millones de personas en el mundo, subpagadas y sometidas a horarios extensibles.
El texto de la Convención, discutido desde el comienzo de la 100ª Conferencia de la OIT, fue aceptado bajo una atronadora salva de aplausos mediante 396 votos a favor contra 16 "no" y 63 abstenciones, por los representantes de los gobiernos, los empleados y la patronal de la organización tripartita.
"Es un momento histórico para el mundo entero", se congratuló el secretario general del buró de la OIT, el chileno Juan Somavía, en declaraciones a la prensa.
"Esta convención establece que los empleados domésticos son trabajadores" y que "ser un trabajador significa tener derechos, una voz, un acceso a una vía decente", añadió.
La Convención garantizará un tratamiento similar al que tienen ya otras categorías de empleados y exigirá a los gobiernos que verifiquen que los trabajadores domésticos comprenden las condiciones de sus contratos.
Se propone asimismo instaurar un día de descanso semanal e impedir que los patrones obliguen a sus empleados domésticos a permanecer en el lugar de trabajo durante sus días libres.
Para la OIT, la adopción de esta 189º convención constituye de hecho un logro mayor, en la medida en que se trata del primer instrumento jurídico vinculante concerniente a estos trabajadores cuyo número no cesa de aumentar.
Según los datos de la OIT, los empleados domésticos --aseadoras, cocineros, jardineros, niñeras-- representan una proporción significativa de la mano de obra, que varía entre 4% y 10% del empleo en los países en desarrollo y 2,5% en los países industrializados. Es decir al menos 52,6 millones de personas en el mundo.
Pero la OIT estima que la cifra real se acerca a los cien millones de personas, dado que ciertos países dan estadísticas inferiores a la realidad.
La composición de esa mano de obra varía según los países y con el paso del tiempo, pero sus efectivos aumentan por todos lados.
No obstante, pese a su importancia creciente, el trabajo doméstico "sigue siendo muy a menudo sinónimo de carga aplastante, mal pagada y carente de protección", señala el informe.
La Convención prevé como medida principal garantizar a los empleados domésticos un tratamiento similar al que gozan las otras categorías de empleados.
La Convención entrará en vigencia tan pronto sea ratificada por al menos dos países. Desde ya, Filipinas y Uruguay anunciaron su intención de hacerlo.
Para los países que la firmen será vinculante. "Por eso su aprobación no ha sido una labor fácil", reconoció Somavía.
Si la gran mayoría la aceptaron, incluyendo los países del Golfo, India, Indonesia o Bangladesh, muy reticentes al comienzo, algunos países se abstuvieron, como Gran Bretaña.
La representante británica explicó que Londres "no estará en condición de ratificar el texto", ya que según ella "ya ofrece una amplia protección a los empleados domésticos".
La Convención no será vinculante para los Estados que no la ratifiquen, lo que podría limitar su impacto, sobre todo en ciertos países reticentes donde el número de empleados domésticos es muy importante, temen las ONG.
Pese a todo la directora del programa sobre las condiciones de empleo de la OIT, Manuela Tomei, expresó su optimismo en cuanto a la ratificación del texto que fue concebido, según ella, con muchas "flexibilidades" para poder ser más fácilmente adaptable a las leyes nacionales.
Ginebra/AFP
Los 183 miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptaron una histórica Convención sobre los empleados domésticos, destinada a mejorar la protección de millones de personas en el mundo, subpagadas y sometidas a horarios extensibles.
El texto de la Convención, discutido desde el comienzo de la 100ª Conferencia de la OIT, fue aceptado bajo una atronadora salva de aplausos mediante 396 votos a favor contra 16 "no" y 63 abstenciones, por los representantes de los gobiernos, los empleados y la patronal de la organización tripartita.
"Es un momento histórico para el mundo entero", se congratuló el secretario general del buró de la OIT, el chileno Juan Somavía, en declaraciones a la prensa.
"Esta convención establece que los empleados domésticos son trabajadores" y que "ser un trabajador significa tener derechos, una voz, un acceso a una vía decente", añadió.
La Convención garantizará un tratamiento similar al que tienen ya otras categorías de empleados y exigirá a los gobiernos que verifiquen que los trabajadores domésticos comprenden las condiciones de sus contratos.
Se propone asimismo instaurar un día de descanso semanal e impedir que los patrones obliguen a sus empleados domésticos a permanecer en el lugar de trabajo durante sus días libres.
Para la OIT, la adopción de esta 189º convención constituye de hecho un logro mayor, en la medida en que se trata del primer instrumento jurídico vinculante concerniente a estos trabajadores cuyo número no cesa de aumentar.
Según los datos de la OIT, los empleados domésticos --aseadoras, cocineros, jardineros, niñeras-- representan una proporción significativa de la mano de obra, que varía entre 4% y 10% del empleo en los países en desarrollo y 2,5% en los países industrializados. Es decir al menos 52,6 millones de personas en el mundo.
Pero la OIT estima que la cifra real se acerca a los cien millones de personas, dado que ciertos países dan estadísticas inferiores a la realidad.
La composición de esa mano de obra varía según los países y con el paso del tiempo, pero sus efectivos aumentan por todos lados.
No obstante, pese a su importancia creciente, el trabajo doméstico "sigue siendo muy a menudo sinónimo de carga aplastante, mal pagada y carente de protección", señala el informe.
La Convención prevé como medida principal garantizar a los empleados domésticos un tratamiento similar al que gozan las otras categorías de empleados.
La Convención entrará en vigencia tan pronto sea ratificada por al menos dos países. Desde ya, Filipinas y Uruguay anunciaron su intención de hacerlo.
Para los países que la firmen será vinculante. "Por eso su aprobación no ha sido una labor fácil", reconoció Somavía.
Si la gran mayoría la aceptaron, incluyendo los países del Golfo, India, Indonesia o Bangladesh, muy reticentes al comienzo, algunos países se abstuvieron, como Gran Bretaña.
La representante británica explicó que Londres "no estará en condición de ratificar el texto", ya que según ella "ya ofrece una amplia protección a los empleados domésticos".
La Convención no será vinculante para los Estados que no la ratifiquen, lo que podría limitar su impacto, sobre todo en ciertos países reticentes donde el número de empleados domésticos es muy importante, temen las ONG.
Pese a todo la directora del programa sobre las condiciones de empleo de la OIT, Manuela Tomei, expresó su optimismo en cuanto a la ratificación del texto que fue concebido, según ella, con muchas "flexibilidades" para poder ser más fácilmente adaptable a las leyes nacionales.
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